Sunday, May 13, 2018

Jerusalén: una fuerza unificadora y nuestra mayor alegría - Yisrael Medad - JNS



Gil Troy, quien acaba de publicar The Zionist Ideas, ha observado que "en la Norteamérica de hoy, los judíos liberales estadounidenses se enfrentan a la perspectiva de una extinción voluntaria".

Entre los muchos temas sobre los que han decidido ser divisivos está el de Jerusalén. La gran campaña de las Mujeres del Muro, y su adopción como una preocupación central por parte del Movimiento de la Reforma, ha marcado los principios del liberalismo no religioso como una filosofía política contraria a uno de los temas más esenciales y definitorios dentro del corazón del judaísmo, no solo como etnia o cultura, sino también como religión.

Hay tres instancias donde ese choque se convierte en un abismo evidente.

- La primera es la pregunta: ¿qué es el Muro Occidental?

Durante varios siglos, el Muro (o Kotel) - desde hace más de 1.800 años - ha sido un lugar de oración. Para ningún otro propósito los judíos se reunieron en ese pequeño patio. En los primeros siglos de la conquista y ocupación musulmana de la ciudad, los judíos se reunieron en el Muro Oriental o caminaron, deteniéndose en las diversas puertas, que eran mucho más accesibles cuando vivían muchos menos árabes en la ciudad.

En 1165, Maimónides, un icono para los judíos liberales, ascendió al Monte del Templo para orar. ¿Los judíos liberales harían eso hoy? ¿Apoyan incluso los mismos derechos para los judíos que para los musulmanes dentro del Monte del Templo? ¿O es eso un anatema para ellos?

- La segunda es más importante aún, ¿para qué propósito fue construido?

El Muro se construyó en una hazaña de ingeniería durante el gobierno de Herodes y ello para expandir los recintos del Monte del Templo que, de hecho, se duplicaron, principalmente en un eje norte-sur, aunque también de este a oeste. En otras palabras, con respecto a las costumbres que han afectado al Muro, resultaban secundarias en importancia con respecto a lo que representaba el área donde estaba el Templo y, de paso, donde se reconstruiría un Tercer Templo, de acuerdo con las oraciones allí recitadas. Por ejemplo, en 363 d.C., Julian el Apóstata concedió permiso para que eso sucediera y facilitó las primeras etapas de la construcción hasta que se produjo un terremoto, deteniendo el proyecto.

Entonces, tanto ante el pasado como ante el futuro, los judíos liberales se enfrentan a una gran contradicción de autoidentidad. Si el muro es para orar y esa oración tiene como fin la reconstrucción del templo, ¿qué significa realmente el Muro para ellos? ¿Y por qué hay tantos que demandan igualdad de derechos allí? De hecho, eso es algo así como una contradicción en los términos. Quieren diferentes derechos. Su igualitarismo no es de igualdad.

- El tercero es una cuestión de geopolítica moderna.

El Muro está en el "Jerusalén Este", según lo que han decidido todas las resoluciones de la ONU. Incluso los Estados Unidos con su movimiento de la embajada no han alterado su negativa a reconocer a la ciudad como de completa soberanía de Israel.

Como anunció  en ese momento el presidente de los Estados Unidos,  Donald Trump:

"También quiero dejar un punto muy claro... No estamos tomando una posición en todas las cuestiones del estatus final,  incluyendo los límites específicos de la soberanía israelí en Jerusalén o la resolución de fronteras en pugna . Esas cuestiones dependen de las partes involucradas".

Sea como fuere, exigir una utilización del Muro a su gusto en nombre de sus derechos y privilegios liberales resulta, en muchos casos, una contradicción frente a su posición de que Israel debe retirarse de los "territorios ocupados en 1967". Por supuesto, si ellos creen que los arreglos de acceso con los árabes son viables (recuerdo por ejemplo los acuerdos de 1948-67, cuando se suponía que Jordania permitiría el acceso,  Artículo VIII 2 ), entonces "liberal" no es una descripción adecuada de su pensamiento, ni siquiera lo sería "progresista", sino más bien "bastante regresiva".

¿No comprenden que en el corazón de la reclamación árabe, respaldada por las Naciones Unidas, y que supone que la ciudad no pueda considerarse unida, implica la expulsión de los judíos de esa parte de la ciudad que nos brinda nuestros derechos históricos, legales y religioso-culturales a estar en la ciudad? Ellos quieren que eliminemos el "Sión", que es Jerusalén, del sionismo, y que desde una perspectiva liberal/progresista ayudan a ese acto de traición.

Ellos que aborrecen las demandas judías de poder rezar en ese lugar al que los "oscurantistas", tal como ellos tildan a los ultraortodoxos, prohíben la entrada - el Monte del Templo -, en un cambio radical de opinión exigen ser tratados en el Muro de las Lamentaciones de una manera bastante diferente, lo cual resulta una hipocresía o un intento de convertir su irracionalismo en racional.

Es hora de aceptar lo que realmente es Jerusalén: una fuerza unificadora, a pesar de las divisiones. Es hora de rehacerla como nuestra mayor alegría.

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