Friday, March 30, 2018

Antisemitismo: las lágrimas de cocodrilo de una cierta izquierda francesa y europea - Laurent Sagalovitsch - Slate



Hoy, todos los periódicos, de izquierda y derecha, han titulada sobre la "marcha blanca", y en sus editoriales, los editorialistas recordaron la necesidad de luchar contra el antisemitismo, la plaga que está agotando a nuestras sociedades. Ya se ha utilizado la cháchara repleta de buenas y bellas palabras, se ha recordado que la República sin los judíos ya no sería la República, se ha apelado a tomar conciencia para que nunca más una persona sea asesinada porque ella ha tenido la "desgracia" de nacer judía. Éste marcha habrá sido un lindo momento de unidad nacional.

Y mañana, o pasado mañana, en una semana o en seis meses, cuando Israel vuelva a estar en el centro de la noticia, cuando una nueva guerra ocurra en Gaza o en otro lugar, cuando el ejército israelí emplee la fuerza para proteger a su población civil o defender sus fronteras de una invasión, estos mismos periódicos, esos mismos columnistas, no tendrán palabras lo suficientemente fuertes para describir la actitud del Estado judío: se hablará entonces de un uso desproporcionado de la fuerza, se evocará la suerte trágica de esas poblaciones palestinas entregadas a si mismas y a sus propios dirigentes, de esas desafortunadas víctimas inocentes, de estos niños con caras de los ángeles que han sucumbido a los disparos de un ejército que actúa de manera desproporcionada, sin fe ni ley.

Por supuesto, también mencionarán de pasada que el Estado judío tiene derecho a vivir en paz dentro de unas fronteras seguras y reconocidas, pero una vez dicho esto, se retomará esa conocida posición ideológica, porque es una sola, que quiere ver en cada palestino un mártir y en cada israelí un verdugo.

Y es que para cierta izquierda francesa o incluso occidental, se ama al judío en tanto que es débil, cuando se trata de una especie a proteger, cuando enarbola la sonrisa de una víctima sacrificial que debemos defender contra viento y marea. Es el judío con un pijama de rayas, el judío asesinado en el territorio de la República porque es judío, los niños judíos ejecutados en una escuela judía, los judíos muertos en un supermercado kosher, las ancianas judías, eso es lo que nos gusta defender.

Esto es respetable, porque son dignos de compasión y de ser consolados. Porque son débiles, porque están solos. Porque son impotentes contra esa oleada de odio. Y es un sentimiento digno apreciar las virtudes de los oprimidos, de los inocentes, porque es benefactor ese sentimentalismo humanista que levanta el tono cada vez que una minoría que trabaja dentro de la República es excluida por lo que es.

El judío que cierra la boca y sin protestar acepta su destino de víctima, aceptando su suerte, tan trágico y fatal como pueda ser, tiene derecho a las condolencias del duelo de la República.

Pero ese mismo judío que en Israel lucha por su supervivencia, ese mismo judío que toma las armas para defenderse de las agresiones de los países vecinos, ese mismo judío que se enorgullece de servir en un ejército moderno, ese judío fuerte, ese judío decidido a no ir al matadero, resuelto a defender su piel, ese judío que, habiendo regresado de los hornos crematorios, juró sobre la tumba invisible de los millones de deportados que nunca más se renovaría tal tragedia para los judíos, que pasó de ser una víctima a un combatiente, de pronto, ese judío se ha convertido en el enemigo a ser derrotado.

Sin embargo, es estrictamente lo mismo. El mismo judío.

Comparten la misma historia, han tenido que sufrir las mismas humillaciones y genocidios. Esos judíos saben por toda la eternidad cuánta terquedad, coraje y fuerza mental han sido necesarias para continuar existiendo sin negarse jamás, con esta obstinación metafísica por permanecer fieles a la historia de su pueblo. Por su memoria y sus tradiciones.

Se puede, se debe criticar la política del gobierno israelí. Pero si esta crítica no va acompañada de ninguna perspectiva histórica, si sólo sirve como desahogo para una sed de justicia humana que no logra poner en contexto la extrema fragilidad y las peligrosas circunstancias en la que vive esa democracia, si se aplica una lógica binaria que olvida los siglos de persecución, las responsabilidades de las naciones europeas en el exterminio de los judíos, las guerras causadas por los ejércitos árabes para expulsar a su población y destruir esa nación como a ninguna otra, aplicando una crítica ciega, esa misma crítica no tendrá otro efecto que permitir que el nuevo antisemitismo prospere y, mañana mismo, pueda vuelva a ensangrentar a la República.

Sería inútil derramar lágrimas de cocodrilo.

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home