Saturday, October 14, 2017

Las políticas de los izquierdistas israelíes como terapia - Gadi Taub - Haaretz



Podríamos pensar que el argumento de los derechos humanos habría resuelto el debate sobre la ocupación desde hace mucho tiempo. La ocupación es una violación de los derechos humanos, y una violación de los derechos humanos es una grave injusticia, y por lo tanto Israel debería abandonar los territorios inmediatamente, con o sin un acuerdo, para poner fin a esta injusticia. ¿Qué podría ser más simple?

Hay otros argumentos y consideraciones, muy relevantes, que pueden y deben emplearse contra ese argumento. Pero en el fragor del debate, tendemos a no comprender que el argumento de los derechos humanos es intrínsecamente problemático, incluso antes de ser confrontado por otros argumentos. Y eso se debe a que no podemos esperar que el fin de la ocupación conduzca a alguna mejoría en el área de los derechos humanos. De hecho, es justamente lo opuesto. La alternativa probable - Hamas, o incluso la Autoridad Palestina - sería evidentemente peor para los palestinos que el gobierno militar israelí. Entonces, quien desee presentar el caso únicamente sobre la base de los derechos humanos, fácilmente podría terminar confirmando la idea de que perpetua la ocupación en lugar de finalizarla. Pues después de haber planteado este enigma en bastantes ocasiones, principalmente al tipo de personas que se esfuerzan por reprimirlo, estoy familiarizado con el siguiente paso en el debate. Y es que habitualmente me contestan que "lo que hacen los palestinos a los palestinos es asunto suyo". Si otros terminan cometiendo injusticias aún mayores, eso no disculpa las injusticias que estamos cometiendo. Somos responsables de nuestras propias acciones, no de las acciones de los demás, eso es lo que suelen contestar.

Eso está muy bien. Pero si ese es su verdadero motivo, aquellos que dicen preocuparse tanto por los derechos humanos deberían "dejar de vendernos la mentira de que ellos se preocupan por los palestinos", y dejar de propagar descripciones de·sufrimiento que tratan de demostrar su piedad. Deberían simplemente decir la verdad directamente: "a ellos les importa bastante menos el sufrimiento de los palestinos, y no tienen reparos en dejar que unos árabes se comporten brutalmente con otros árabes". En lo que a ellos respecta, los palestinos pueden arder en el infierno, siempre y cuando nuestras manos permanezcan sin mancha. La limpieza de nuestras manos y nuestras conciencias es lo único que importa, no lo que les suceda a los palestinos.

Perdónenme por volver a la misma palabra una y otra vez, pero realmente parece tratarse de otra cuestión: el narcisismo. Porque las preocupaciones de estos izquierdistas se limitan a las suyas propias y a sus conciencias. Para ellos, la política es básicamente una forma de terapia. Se trata de uno mismo y no de los otros, del autorretrato reflejado en el espejo, no de la responsabilidad hacia otros seres humanos, ni de la auténtica realidad. Es un adorno decorativo otorgado por una conciencia "ilustrada". En realidad, es la manifestación de un "anhelo de estar liberados de lo político, de este mundo complicado e inmundo, en aras de la pureza personal". Y cuanto más atractivo traten de pintar su narcisismo, más feo es.

Una vez tuve un amigo que me dijo que si su casa se incendiaba, había algo que él querría salvar del fuego para su hijo: los informes de B'Tselem. A menudo me preguntaba a qué se refería. De todo lo que había en su biblioteca sobre Israel, ¿realmente eso era lo único que querría que su hijo recordara: las injusticias cometidas por Israel (suponiendo por un momento que estos informes contuvieran una documentación precisa y no inflada)?

Probablemente no. Si pudiera preguntarle, seguramente que me diría que trataría de salvar del fuego algo que ejemplificaba la importancia de la autocrítica. Pero esa no es toda la historia. Realmente trataría de salvar del fuego algo que garantizara, para sí y ante los demás, su propio certificado de integridad intelectual. Algo que le recordara a sí mismo y a su hijo que resistió el impulso de apartar la mirada cuando otros permanecieron indiferentes. Pero incluso esa no es toda la historia. Su objetivo real, eso creo, habría sido salvar una representación unilateral de un comportamiento horrible que empañaría a Israel tanto como fuera posible, porque cuanto más oscuro sea el telón de fondo contra el que se encuentre, más brillante será la pura blancura de su conciencia.

Las personas que buscan limpiar su conciencia a expensas del sufrimiento de otros no inspiran respeto. Especialmente cuando adoptan la pose de sentir lástima y compasión por aquellos a quienes, en realidad, estarían bastante dispuestos a sacrificar en beneficio de su supuesta superioridad moral.

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