Sunday, April 23, 2017

(Muy interesante) Sobre los ataques al sionismo religioso: "Más peligroso que Hezbolá": el sionismo religioso y la identidad de Israel - Pierre Lurçat



"Los sionistas religiosos son más peligrosos que Hezbolá, más peligrosos que los terroristas..."

Esta declaración del periodista del Ha'aretz Yossi Klein provocó un escándalo justificado en Israel. Pero no siempre se ha tomado la medida de su verdadero significado. No se trata del punto de vista de un sector radical, expresado por un periodista aislado y extremista. Klein ha ocupado puestos de responsabilidad en varios periódicos israelíes pertenecientes a la corriente principal, y recibió el apoyo del editor del Haaretz, Amos Shocken (nieto del fundador del diario, Gustav Schocken), durante este reciente controversia.

El sentimiento expresado por Klein es en realidad compartido por muchos otros miembros de las élites intelectuales y por el establishment cultural y mediático, del que es un representante auténtico, incluso más allá del periódico Ha'aretz, conocido por su hostilidad al sionismo religioso y por sus posiciones militantes anti-religiosas. Es significativo a este respecto que el debate en los medios (que aún continúa) sobre las declaraciones de Klein no gira tanto sobre el fondo de su discurso, sino sobre la forma en que expresó su rechazo del sionismo religioso, que es compartido por muchos otros formadores de opinión en Israel.

Este sentimiento es efectivamente el de una parte importante de la "izquierda" de Israel, para quien el sionismo religioso es en realidad "más peligroso que Hezbolá". (Ponemos entre comillas la frase "izquierda israelí", que tiene poco que ver con el concepto de la izquierda en su sentido clásico, tal como ya había observado acertadamente Shmuel Trigano, al evocar con "esa izquierda" a una categoría hueca, ya que tanto la "izquierda" como la extrema izquierda israelí conforman a las élites y al establishment).

¿Cómo comprender entonces el verdadero significado de la declaración de Klein? A los ojos de Klein y de otros muchos representantes de las antiguas élites y del anterior establishment cultural y político, el sionismo religioso representa una doble amenaza. Políticamente en primer lugar: mientras el sionismo secular lleva  en crisis desde hace varias décadas, y el sionismo laborista fundador representa a un sionismo casi moribundo, el sionismo religioso lo está haciendo sorprendentemente bien, incluso si el partido sionista religioso (el ex PNR) estalló, como la mayoría de otros partidos históricos que datan del período anterior al estado, en las últimas elecciones.

Desde este punto de vista, el grito del corazón de Yossi Klein expresa el resentimiento de algunas de las viejas élites ante la aparición de esas nuevas élites procedentes en buena parte de las filas del sionismo religioso (no es casualidad que el título del artículo de Klein contenga una diatriba contra el sionismo religioso al que se le tilda precisamente de "una élite hipócrita"). Pero más allá de este fenómeno político y sociológico, el debate sobre el sionismo religioso afecta a una cuestión más importante aún, la cuál está en el centro de los debates que agitan a la sociedad y a la política israelí desde hace muchos años: la cuestión de la identidad.

El "peligro" que representa el sionismo religioso es de hecho el de una identidad judía que ya no se limita a las sinagogas y las yeshivas, sino que ahora brilla en todos los ámbitos de la vida pública israelí: en el ejército, la política , la economía, etcétera. Ahora esto es lo que representa el verdadero problema para los representantes del poder postsionista encarnado por el diario Ha'aretz. La vehemencia y el odio expresado por Klein expresan una preocupación real, la de ver como el sionismo religioso pesa cada vez más en la identidad nacional de Israel. En la dirección opuesta, pueden interpretarse de la misma manera las polémicas observaciones del rabino Yigal Levinstein sobre la presencia de soldados femeninos en unidades de élite. En ambos casos, las declaraciones impugnadas expresaban, en su carácter excesivo, una preocupación real y justificada.

Pero esta ansiedad, tan real como es, no justifica por supuesto describir al público sionista religioso como "más peligroso que Hezbolá", un público que está a la vanguardia de la defensa de nuestro estado desde la Segunda Guerra del Líbano y hasta las últimas guerras en Gaza. Porque en realidad, el sionismo religioso no representa una amenaza, sino más bien una bendición para Israel. De hecho, ofrece una respuesta a las cuestiones cruciales para el futuro sobre temas como la identidad colectiva y el lugar del judaísmo en nuestro estado. El sionismo religioso puede responder a estas preguntas, precisamente porque reúne en sí a los dos elementos esenciales de la identidad judía contemporánea. Reivindica tanto en el mundo del estudio como el mundo secular, la "Torah ve-Avodá" (Torá y el trabajo) como dice el lema del movimiento juvenil sionista religioso Bnei Akiva.

- Contrariamente al sionismo secular, se inscribe dentro de la tradición judía y asume la herencia de la Torá.

- Contrariamente al  judaísmo ortodoxo no sionista (también en plena evolución), ha asumido el reto del sionismo (tímidamente en las primeras décadas del Estado y en la actualidad con mucha más ambición).

El sionismo religioso permitirá sin duda, en los próximos años, satisfacer las cuestiones críticas de la definición de la identidad israelí en áreas tan diferentes - e importantes - como la cultura, la justicia, la economía o el ejército. Debería especialmente poder redefinir los valores y las normas fundamentales, redefiniendo el equilibrio necesario entre las dos fuentes de inspiración que son la tradición de Israel y la democracia occidental.

En este sentido, el sionismo religioso no es un peligro para Israel, sino tal vez, y por el contrario, una clave para su supervivencia.

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