Saturday, February 18, 2017

¿Está muerta la solución de dos estados? En Israel el debate prosigue - Isabel Kershner - NYTimes



Unas imágenes en unas enormes vallas publicitarias aparecieron durante la noche en Tel Aviv: una multitud amenazante de palestinos haciendo la V del signo de la victoria y con una leyenda en árabe: "Pronto seremos la mayoría".

Una interpretación de esa futuro se explicaba en hebreo para los que marcaban el número que aparecía en los carteles: Si Israel no actúa para separarse de los palestinos será menos seguro, menos democrático y menos judío. La provocativa campaña - muchos la tacharon de racista - la iniciaron el mes pasado una serie de generales y altos mandos israelíes retirados para sacudir a los israelíes de la apatía.

El presidente Trump logró el miércoles algo similar en el transcurso de unos pocos segundos, cuando de pie junto al primer ministro Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca, declaró que estaba "valorando las opciones de una solución de dos estados y la solución de un único estado" para la resolución del conflicto israelí-palestino.

"Me gustará lo que ambas partes decidan", agregó, echando aparentemente abajo décadas de política norteamericana centrada en la creación de un estado palestino junto al estado de Israel.

Intencionadamente o no, el Sr. Trump había dado a entender de repente que la solución de dos estados en realidad no importaba.

Para el jueves, los israelíes y los palestinos estaban debatiendo febrilmente lo que podría venir después, y aún más confundidos acerca de la política estadounidense después de que la embajadora de Trump en las Naciones Unidas, Nikki Haley, reafirmara que la administración "apoya absolutamente" la solución de dos estados.

¿Pero cuáles son las opciones viables que no sean la solución de dos estados? ¿Un único estado con igualdad de derechos para los israelíes y los palestinos? ¿Un estado israelí dominante junto con una autonomía palestina definida como estado pero con poderes recortados? ¿Podrían las partes conformarse con ello?

Durante décadas, los palestinos han observado a las colonias judías repartidas en territorios que consideran parte de su futuro estado y llegaron a la conclusión de que Israel no tenía intención de favorecer su estado. Muchos de ellos, en particular la gente de Hamas que gobierna la Franja de Gaza, siguen sin reconocer a Israel en absoluto.

Muchos israelíes creen que en repetidas ocasiones han ofrecido buenas ofertas que los palestinos han rechazado una y otra vez, y consideran que los palestinos están divididos de manera irrevocable entre la Ribera Occidental y Gaza, sin un liderazgo unificado para negociar. La buena voluntad israelí, afirman, ha sido respondida con el lanzamiento de cohetes.

Ahora la clase política israelí, moviéndose hacia la derecha, cree claramente que es el momento de poner el dedo en la llaga.

"Creo que lo que el presidente americano y el primer ministro israelí estaban diciendo es que ninguna solución es posible y ahora tenemos que buscar soluciones alternativas, y que realmente existen soluciones alternativas", comenta Michael Oren, un viceministro diplomático en la oficina de Netanyahu.

Estas soluciones, comentó Michael Oren a la prensa, podrían implicar "medidas provisionales y el reconocimiento de que dichas medidas podrían crear una realidad de dos estados sobre el terreno, y podrían no ajustarse a lo que conocemos como una solución de dos estados, pero permitirían a los palestinos vivir sus vidas en prosperidad y seguridad", beneficiando también a Israel.

Netanyahu, debilitado por las investigaciones sobre corrupción, y bajo la presión de políticos de la derecha dura que aspiran a sustituirle y que se oponen a un estado palestino, se ha mostrado recientemente evasivo sobre su apoyo a una solución de dos estados. Dependía, comentó en Washington, de lo que los palestinos tuvieran en mente: "¿De qué estamos hablando? ¿Estamos hablando de Costa Rica o estamos hablando de otro Irán?".

Sobre todo, el Sr. Netanyahu parece querer consolidar el control israelí sobre la Cisjordania ocupada y gestionar el conflicto. Eso significa, básicamente, el mantenimiento de la situación actual con áreas o cantones palestinos divididos por el crecimiento de los asentamientos israelíes y rodeados por las fuerzas israelíes.

Netanyahu se ha referido a ello como un "estado menor", lo que implicaría que los palestinos obtendrían una autonomía de carácter estatal, y que eso sería suficiente de momento. Los críticos dicen que eso podría acelerar una realidad de un único estado, y ciertamente no sería el "acuerdo final" que el señor Trump dice que espera lograr.

Algunos analistas achacan la ligereza del Sr. Trump a la falta de conocimiento, porque una cosa en la que muchos palestinos e israelíes están de acuerdo es que una fórmula de un único estado nunca traerá la paz.

"Un Estado no es una opción", comentó Ghassan Khatib, un politólogo palestino de la Universidad de Birzeit en Cisjordania, señalando que Israel, que se estableció para otorgar la autodeterminación y la soberanía a los judíos, parece no querer reconocérsela a los palestinos. "Estamos hablando de dos estados o de ninguna solución, es decir, de una continuación del status quo".

Shaul Arieli, un experto israelí en geografía política que preparó los mapas para las negociaciones anteriores con los palestinos, y que es miembro de "Comandantes para la seguridad de Israel", el grupo detrás de la campaña de las vallas publicitarias, comentó que "una solución de un único estado es imposible" para Israel. "Demográfica y económicamente, absorber a millones de comparativamente pobres palestinos, lo destruiría".

Los resultados de una encuesta a israelíes y palestinos conocida este jueves y elaborada conjuntamente por la Universidad de Tel Aviv y por centros de investigación israelíes y palestinos, indicaban que el 55% de los israelíes siguen apoyando la idea de una solución de dos estados, mientras que el apoyo entre los palestinos se redujo a un 44%. Pero los números en ambos lados aumentaron significativamente cuando se les ofreció incentivos adicionales como una paz regional más amplia entre Israel y el mundo árabe. Entre los palestinos, el apoyo se incrementó con la capacidad de trabajar libremente en Israel, incluso después de la creación de un estado independiente. La encuesta incluyó una muestra representativa de 1.270 palestinos y 1.207 israelíes.

Los israelíes se muestran cada vez más temerosos ante la perspectiva de un Estado palestino ante su puerta. Ellos ven lo que sucede en otras áreas del Oriente Medio sumidas en el caos. Después de que Israel abandonó unilateralmente la Franja de Gaza en 2005, observaron como el grupo radical Hamas, que rechaza la existencia de Israel, tomó el control total del territorio tras ganar las elecciones legislativas. Y saben que sin Cisjordania, Israel estaría a sólo nueve millas de distancia en su punto más estrecho.

También existe el problema emocional de aquellos que identifican a Cisjordania como el corazón de la patria judía bíblica prometida por Dios.

La idea israelí de un Estado palestino nunca incluyó todos los atributos de una soberanía plena. Israel insiste en un estado desmilitarizado, y el Sr. Netanyahu dice que el ejército israelí tiene que mantener el control total de la seguridad.

Junto con otras cuestiones también intratables - como el destino de Jerusalén y los refugiados palestinos -, muchos expertos han dicho que el máximo que Israel puede ofrecer no cumple con los requisitos mínimos palestinos.

Saeb Erekat, un funcionario palestino, señaló esta semana que la solución de dos estados "representa un doloroso e histórico compromiso palestino al reconocer a Israel más del 78% de la Palestina histórica".

El presidente Mahmoud Abbas de la Autoridad Palestina, un gobierno interino que ha prevalecido en partes de Cisjordania desde la década de 1990, se ve debilitado por las luchas internas y por las amenazas de sus rivales en Hamas.

Mahmoud Zahar, un miembro de la línea dura de Hamas y uno de sus fundadores en Gaza, dijo al Sr. Abbas en una entrevista esta semana: "Está perdiendo el tiempo. Está desperdiciando nuestro tiempo y ayuda a los israelíes ampliar los asentamientos. Es un traidor. Es un espía".

Cuando el ex secretario de Estado norteamericano, John Kerry, se acercó con la proposición de un acuerdo marco definiendo los principios de un acuerdo global de dos estados después de meses de negociaciones durante el 2014, el Sr. Abbas no respondió.

Desde entonces, Israel ha aprobado planes para miles de nuevas viviendas para colonos en Cisjordania y Jerusalén Este, y ha propuesto legalizar retroactivamente los puestos avanzados de colonos que fueron construidos en todo el territorio. Las medidas han afianzado aún más la ocupación, que cumple sus 50 años desde que Israel capturó el territorio de Jordania en la guerra de 1967.

Un número cada vez mayor de ministros israelíes de la derecha, incluidos los del Likud de Netanyahu, está presionando para anexionar los asentamientos que Israel tiene la intención de incorporar dentro de sus fronteras en virtud de cualquier acuerdo futuro. Israel también ha hecho grandes inversiones en carreteras y en infraestructura de conexión y de servicios en los asentamientos en Cisjordania, ahora el hogar de unas 400.000 personas.

Sin embargo, los partidarios de la solución de dos estados insisten en que aún podría ser factible.

Ambas partes han reconocido que requeriría ajustes territoriales a lo largo de las líneas de 1967. El Sr. Arieli, un geógrafo político, afirma que Israel podría mantener el 80% de sus colonos residiendo en Cisjordania dentro de sus fronteras mediante un canje territorial equivalente aproximadamente a un 4% con Cisjordania. También opina que la mayoría del 20% restante de colonos - aproximadamente unas 30.000 familias - lo más probable es que estén de acuerdo en regresar a Israel tras recibir una compensación.

Los números también pueden ser engañosos, y algunos expertos insisten en que una gran parte del cambio ocurrido sobre el terreno en los últimos años se puede revertir.

Alrededor del 50% del crecimiento de la población de colonos se localiza en dos grandes asentamientos ultraortodoxos, Modiin Illit y Betar Illit. Ambos son considerados intercambiables (quedarían en manos de Israel) al estar cerca de la línea del 1967. Los judíos fueron allí mayoritariamente buscando una vivienda barata, no por ideología. Juntos, estos dos asentamientos tienen unos 130.000 habitantes, es decir, un tercio de la población total de colonos de Cisjordania.

En algunos asentamientos más periféricas, comenta Arieli, la población ha disminuido a medida que los israelíes "votaban con los pies", al no moverse o irse de allí. Los dirigentes de los asentamientos atribuyen la caída a la presión de la administración Obama de limitar la construcción de nuevas viviendas.

Khatib, de la Universidad de Birzeit, está de acuerdo en que una solución de dos estados todavía es físicamente posible "con un poco de creatividad en el canje". Pero comentó que "no lo seguirá siendo por mucho tiempo".

Lo que falta es la voluntad política de los dirigentes de ambas partes.

Nahum Barnea, un importante columnista israelí, escribió en el diario Yedioth Ahronoth el jueves que si el Sr. Trump estuviera "un poco más informado", podría haberse dado cuenta de que no era una cuestión de un estado o de dos estados: "Las dos partes, en la práctica, han optado por una tercera opción: no estar de acuerdo".

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